Esta última Navidad por suerte tuve una cena tranquila, aunque, como en el 90% de los casos de las conversaciones de estos encuentros de fin de año, terminaron por caer en la gente que ya no está, en lo que ya pasó y en tocar temas que no aportan otra cosa que melancolía y el deseo de volver el tiempo atrás. Cosas totalmente evitables y encima inútiles. A eso de la 1.30 nos juntamos en lo de Nacho, como de costumbre. Ahí seguían de joda, desde luego, y los amigos iban cayendo...¿Fabri? se hizo desear, con sus frases como "estoy llegando" cuando en realidad seguía en la casa jajaja, que atorrante, pero por suerte finalmente llegó.
Cuando se hicieron las 3, zarpamos rumbo a algún lugar para pasarla bien. Después de deambular por el centro y macrocentro llegamos al Parque España. En la Misión los "teenagers" nos vendían sus entradas por mucho menos de lo que la habían comprado con tal de no entrar ahí. Bastante sospechoso. En la Fluvial la entrada era un tanto más onerosa, y algunas chicas que tambíen querían deshacerse de su entrada, no sabían ni sumar ni multiplicar, y encima, !decían que las estabas cagando!
La chetada se olía espesa en el aire y finalmente estuvimos de joda hasta el amanecer en la Misión, donde encontramos gente conocida, como siempre. Lo mas divertido de toda la noche, sin lugar a dudas, fue volver con Peter y Nacho pateando el resto de lo que fuera un autito de juguete, desde Roca y Belgrano hasta Roca y Córdoba. Si mal no recuerdo, el record fue de 14 patadas al objeto contundente de plástico violeta en una cuadra. Toda una hazaña. Eran las 8 ya y queríamos desayunar en alguna estación de servicio, pero no se pudo. No importaba, el sueño iba ganando terreno y de todas maneras, las ganas de joder nos las habíamos sacado de una u otra forma.
La foto de cuando todo ni siquiera había comenzado, de babor a estribor: Bruno, yo con mis -ya otrora- pelos tirando a largos, Peter y sus -aun vigentes- pelos largos, Fabri, July y Nacho.