Es una idea que recorre los diversos lugares de mi mente, incluso, los mas recónditos de ella. Desed hace un tiempo vengo pensando e imaginando lo que hubiera sido nacer en la década del '50, lo importante que hubiera sido para vivir a pleno las distintas epocas de gloria del Rock. Sí, de ése con mayúscula, del que se armó y se reinventó a sí mismo de muchas maneras tan extravagantes como espectaculares.
Nacer en la posguerra hubiera significado, para uno, comenzar la adolescencia y decubrir discos como Led Zeppelin I, Let It Bleed, o algún disco de alguna banda menos conocida pero con esa misma escencia rockera, como Buffalo Springfield. Uno se iría formando mas y mas, descubriendo ese mágico mundo de notas, riffs y ritmos de baterías enormes. Llegaría a idolatrar a algunos músicos, a dejarse llevar por la guitarra doble de Blackmore, el show de percusión de Bonham. La pasión y el hambre de música iría creciendo a pasos agigantados. El transcurso de nuestros tiernos primeros años de existencia nos enseñaría que todo tiene su otra cara, y lloraríamos la muerte de Hendrix y su bendita zurda, de Jim Morrison y su forma tan particular de decir las cosas a traves de estrofas, o de hasta Janis Joplin.
Se acabaría esa fabulosa década y así también entraría en decadencia una serie de bandas que nos criaron y formaron, que nos dieron el don de percibir el buen gusto en el rock, de apreciarlo tal cual es, en su mismisima escencia. Tras el mal trago de la música disco y el punk violento y sin sentido, llegariamos a nuestros 23,24 años y sentiriamos esa nueva ola de rock duro y pesado llamado heavy metal con bandas como Iron Maiden o Metallica que nos volarían la tapa de los sesos con guitarras que son capaces de escupir sonidos que no sabíamos que existían. Los '80 serían una década tildada de mal gusto mas adelante, pero mientras tanto, la disfrutaríamos mucho, nuestros idolos de la infancia renacen, como Ozzy Osbourne, aun cuando tenga un aspecto algo mas desaliñado. Incluso el pop, esa música que por tradición es tan comercial, tendría bandas y cantantes inolvidables, como Bryan Adams o Cyndi Lauper.
Ya algo mas gordos, pelados y probablemente con algún chico en camino, el grunge aparecería en escena, con bandas como el Nirvana de Kurt Cobain, Pearl Jam de Eddie Vedder o Soundgarden de Chris Cornell. Nos pegaríamos flor de "viejazo" con esas bandas en su apogeo, y nos darian ganas de usar camisas leñadoras, jeans gastados y pelo largo grasoso, y olvidarnos de la oficina aunque sea por un ratito.
Ya en plenos años '90 y en la actual década del '00, no habría un genero rockero realmente interesante para enriquecerse. El Nü Metal asomaría como la nueva ola, tapando a los grupos denominados "fabs 5", sin embargo, esa misma ola caería antes de tiempo, quizás, por tener demasiada responsabilidad en sus hombros como para animarse a hacerse cargo de tanta cantidad de fans y gente hambrienta de algo nuevo. Las bandas "The" de este tierno siglo XXI parecería que van por la misma senda, lo mismo que los nuevos grupos que se autoproclaman Emo (¿se escribe así?, disculpen la ignorancia). A pesar de todo eso, nosotros, que nacimos en la década tan lejana de la mitad del siglo pasado, ya nos habríamos dado tamaña panzada de música que seguramente nos preguntaríamos para nuestros adentros "¿a mí que me importa?, el gusto ya me lo dí".
